Sesión inaugural

Sesión inaugural

Qué lleva a un director consagrado, con una basta y reputada filmografía a sus espaldas, a rodar un cortometraje. Algo que, tal vez, se puede definir en dos palabras: la libertad. Libertad de no estar condicionado por la audiencia, por el número de espectadores, por los resultados de taquilla. Y libertad por poder contar lo que se quiere sin tener que adaptarse a los estándares del cine comercial al uso. Eso, posiblemente, es lo que ha llevado a Pedro Almodóvar a bucear, interpretar y reelaborar el texto de Cocteau en la "Voz Humana". Un empeño así, una obra tan singular y madura del cineasta español más influyente desde buñuel, merece abrir un festival que ha convertido al cortometraje en la estrella de su programación, y no en un relleno o segundo plato. 

La crítica no ha reparado tanto en la duración como en la calidad artística del trabajo del autor de "Volver":  "(...) magnífica pieza (...)", "(...) uno de sus trabajos más académicos, calculados pese al barroquismo, infectado de una peligrosa y febril perfección", "(...) lo que hace con el espacio, con el decorado, con esa frontera difuminada en la pantalla entre ficción y realidad, es magistral (…)", "un divertimento de lujo y un bombástico ejercicio de estilo al lado de una Swinton superlativa", "Construcción y destrucción, artificio y naturalidad, disfraz y verdad: fuerzas que dan forma la nueva genialidad de Almodóvar".



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